LONDRES.- Hasta ahora la mayoría de los casos de sobrepeso corporal se atribuyen a factores hormonales y metabólicos, al consumo de determinados fármacos, como los psicotrópicos, y sobre todo a la combinación de dos circunstancias que aumentan la presencia de tejido adiposo en el cuerpo: el consumo abusivo de alimentos ricos en grasas y calorías, y la falta de actividad física regular.
Además, los trastornos psico-emocionales como el estrés, la ansiedad y la depresión, así como el estilo de vida vertiginoso y poco saludable, también ponen su "gramito" de arena para que muchas personas sigan acumulando kilos de más, en perjuicio de su salud y su imagen.
Estos factores causantes de la obesidad se hallan en la mira de los tratamientos adelgazantes, basados en el cambio de hábitos de vida, las correcciones dietéticas, las restricciones calóricas, el ejercicio, la prescripción de fármacos y la cirugía.
Pero en la lucha contra el exceso de peso podrían abrirse frentes insospechados, como demuestran algunas investigaciones recientes que arrojan datos sobre las bases fisiológicas de la gordura humana.
Células desorientadasUn grupo de científicos, dirigidos por el Instituto de Salud Infantil del University College en Londres, cree haber encontrado un factor que explica el origen de la obesidad. Ellos afirman que cada célula tiene un sentido de ubicación y la pérdida de éste puede conducir a que una persona sea obesa.
El eje de la investigación ha sido la obesidad infantil asociada al Síndrome Bardet-Biedl, una dolencia que, además de obesidad, produce la pérdida de la vista y complicaciones renales. No obstante, los especialistas creen que sus resultados pueden servir para entender la gordura patológica.
Según los científicos, parte del problema se relaciona con errores en transmisión de información en las células que funcionan en la región del cerebro que controla el apetito, una función que tiene una gran influencia en cómo se ubican las células, cómo se desplazan en un embrión y cómo se organiza la totalidad del cuerpo humano.
Al producirse esta falla en la comunicación de sus coordenadas, debido a problemas en unos filamentos nerviosos encargados de "comunicar" a cada célula en qué parte del cuerpo se encuentra situada, la célula se desorienta, pierde su sentido de ubicación y se desplaza hacia donde no debe.
La obesidad no sólo ha sido relacionada con la desorientación celular, sino también con las infecciones virales. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Wisconsin, en EE UU, determinados tipos de gordura son producidos por un virus y, por lo tanto, podrían contagiarse.
Algunos estudiosos venían sugiriendo que ciertas cepas de virus, como las que causan los resfriados y la conjuntivitis, hacen que los individuos infectados fabriquen más células grasas. Ahora se acaba de demostrar que existe una correlación entre la infección con una cepa en particular, conocida como Ad-37, y la obesidad.
La investigación se ha efectuado en animales de granja, pero da pistas sobre lo que sucede con las personas. Dado que este agente es capaz de afectar a los humanos, existe la posibilidad de que también mantenga cierta relación con el incremento de peso en pacientes.
Hallazgo en animalesInvestigadores de la Universidad de Wisconsin inocularon tres cadenas de virus (Ad-2, Ad-31 y Ad-37) a pollos, siguieron su evolución durante tres semanas y media, y analizaron la comida.
Descubrieron que los pollos portadores del Ad-37 tenían casi tres veces más de grasa en su intestino y más de dos veces en el cuerpo que los no infectados. El Ad-37 es el tercer adenovirus que se conoce que aumenta la adiposidad en animales.
Según estos científicos, "la obesidad tiene múltiples causas, y los virus son sólo una de ellas". Cuando descubran su mecanismo producirán una vacuna que prevenga infecciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario